Este es un blog de relatos a la carta, escritos alrededor de palabras y temas que nos proponen nuestros lectores.Vosotros elegís cinco palabras y una temática cada uno, y nosotros escribimos un relato corto con TODAS las palabras, intentado que se oriente también hacia todas las temáticas.


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viernes, 7 de octubre de 2011

Relato nº2 Maeve: Creo que ya he escuchado todas las canciones del mundo


Las palabras y temáticas de este relato, peticiones en nuestra página de Facebook:
1/saltimbanqui sandunguero sólo se sonrie sintiendo.
2/Realeza hiervas ladillas drogas y siesta
3/cardamomo, cilantro, curcuma, jengibre, comino - Tema: india
4/Reunión, Bruselas, aeropuerto, sueño, Tom Waits
5/ calabobos, pisada, tráfico, Napoleón, desprecio - Tema: jungleland.

















Cuando tenía 15 años  le desvirgó Juliana, la del  sexto, que por aquel entonces bien debía rondar ya la cuarentena .Hoy en día la habrían metido en la cárcel y habría salido su  historia en todos los periódicos, pero entonces le resultó  natural que un día, en la cocina, le agarrara fuerte por la nuca y le hundiera la cara en ese balcón de carne florida que llevaba por escote mientras le repetía con voz ronca el "Ramirito, hijo, me pones muy mala" que le había dicho desde que  era niño y allí mismo en la cocina -donde Juliana ayudaba a su abuela y él trasteaba aburrido, donde  se cocían  a fuego lento en pucheros altos patatas viudas y vecinas solteras- se le abriera de piernas y le comiera la vida por la polla. Que mejor sitio para cocer secretos  y que mejor suelo para mezclar fluidos. Y devorar niños. Cuando salió a la calle justo después, intentando que la punta del capullo en carne viva no le rozara contra el pantalón de pana, los calzoncillos perdidos para siempre en el guiso de su infancia, caminó  por las aceras asombrado de que el mundo pareciera tan normal, y la gente pareciera tan normal y que el autobús siguiera parando en la parada como si nada; y se preguntó si todo el mundo sabría hacer eso, y si lo hacían. Y por qué no se oían fanfarrias y la calle se convertía de repente en un número musical, lleno de magia, en el que los transeúntes cantaran con él la  la nueva buena. En sus auriculares sonaba Bruce Springsteen tocando Jungleland. El futuro era grande y era hermoso ante sus pies, el santinbanqui desvirgado y asombrado, con su caminar dolorido y sandunguero, sintiendo que TODO EL UNIVERSO estará, sin duda alguna, lleno de canciones como aquella, de descubrimientos nuevos.


Pensó que La India olería a cardamomo, a cilantro, cúrcuma y comino.. Que el pelo de las mujeres sería suave como el terciopelo negro y los niños le recibirían con las manos extendidas. Y La India le recibió con la peste de los slums y el olor a plástico siempre humeante entre arroyos de detritus en las calles. Sentía las manos de los niños colarse en sus bolsillos hasta el fondo y el único cabello que se le permitió tocar fue el  de los hijras desterrados en sus guetos. Nada de lo que pudo hacer fue nunca suficiente, nada de lo que hizo le sirvió a él mismo para nada. Los hombres vendiendo comida que cocinaban en las mismas aceras en las que vivían, el mismo curry que su estómago no toleraba. Una noche, entre el calor y el estruendo de la ciudad que nunca  calla, oyó a lo lejos la voz de Springsteen ahuyando a Jungleland desde un radio cassette viejo. Se marchó a Goa, con el sonido de esa canción metido entre las orejas como si fuera una plegaria -o una maldición-, y caminó por la playa siguiendo sus propias pisadas, haciendo la siesta donde le entraba sueño, viviendo un eterno verano de drogas y  yembes hasta que se encontró ladillas en las rastas. Creyó que ya había escuchado todas las canciones del mundo y que nada significaría nunca más nada. 


El Zaventem está rebosante de tráfico y por los grandes ventanales del aeropuerto se ve caer un calabobos suave y triste desde el cielo gris plomizo de Bruselas hasta  un rectángulo pelado de hierbas amarillas.. Sentado esperando su vuelo, con su traje gris y su corbata a cuadros, ve la vida pasar mientras piensa en una canción de Tom Waits. El mundo se cree muy importante, el mundo no espera a nadie, nunca para. No tiene nada que decirle. Un ejecutivo, un miembro de la realeza del nuevo imperio, está gesticulando a su teléfono móvil, un pequeño Napoleón que no llegará a tiempo a su reunión, ahogado de indignación y de desprecio. Le mira sin emociones, mientras se come un caramelo de jengibre contra el mareo. Desde megafonía se escucha  una voz saltarina cantar los vuelos, que se mezcla con la música de la tienda de regalos, canciones de moda del ayer y del hoy, canciones del pasado, canciones del mañana.. Antes o después sonará, claro, Jungleland. El Ramirito niño de 15 años, escondido dentro de su traje gris de Ermenegildo Zegna, lo sabe. Lo sabe y se sonríe. Sólo lo espera. 

1 comentario:

  1. Las palabras y temáticas de este relato, peticiones en nuestra página de Facebook:
    1/saltimbanqui sandunguero sólo se sonrie sintiendo.
    2/Realeza hiervas ladillas drogas y siesta
    3/cardamomo, cilantro, curcuma, jengibre, comino - Tema: india
    4/Reunión, Bruselas, aeropuerto, sueño, Tom Waits
    5/ calabobos, pisada, tráfico, Napoleón, desprecio - Tema: jungleland.

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