Este es un blog de relatos a la carta, escritos alrededor de palabras y temas que nos proponen nuestros lectores.Vosotros elegís cinco palabras y una temática cada uno, y nosotros escribimos un relato corto con TODAS las palabras, intentado que se oriente también hacia todas las temáticas.


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lunes, 30 de enero de 2012

1er. Especial Sucio Nebroa; Ponedle vosotros el título, si es que lo tiene


Batido, mordisco, caderas, infierno, insumisión.
Comisura, saciada, mordisco, atrapada, complacencia.
Antiácido, reciclaje, hipótesis, consumidor, fósforo.
Reportaje, infundio, despeñar, colorete, Maeveestefanía.
Comendador, nefelibata, helicón, naufrago, refrigerio.
Permiso, lucha, imbecilidad, ausencia, planta.
Coanocito, cnidario, duela, fúrcula, pollón.
Corsé, canela, erección, cristal, partitura. 



Hola, me llamo Robert, soy médico y soy adicto al sexo.

Y el cabrón de Robert, médico especialista en curaciones imposibles quería que los ocho imbéciles del círculo mágico dijésemos lo mismo al empezar la reunión. Enfermos. Etiqueta pasajera para conductas impropias. Quién cojones me mandaría a mí a despeñar mi brillante identidad al alistarme en este infierno de damnificados por el acto más sublime y poderoso creado por el ser humano. Elisa. Me mandó Elisa. Y Maeve-Estefanía-Nefelibata-MªLuisa-Helena y las otras trescientas amigas del club del sexo libre a las que me follé gloriosamente bien.

Hola, me llamo Alberto, soy biólogo y soy adicto al sexo.

Ese soy yo, comendador del oeste en celo, ex - consumidor mayorista  de condones de fresa y pollón del veintitrés. Eso no lo dije, es evidente, en el centro fingíamos ser normales a pesar de dedicarnos única y exclusivamente al desnudo ajeno imaginario con la autoimpuesta necesidad de curarnos en esta imbecilidad de terapia prodigiosa.

Hola, me llamo Teresa, soy violinista y soy adicta al sexo.

Desnudé a Teresa en el mismo momento en el que abrió la boca. Dos segundos.
Debería estar prohibido juntar a personas de diferente sexo en reuniones como ésta. La hipótesis del doctor Robert y su terapia de reciclaje en la planta 14, edificio Helicón, 2ºB, decía que acercarte a la tentación es la única manera de vencerla. Claro, y si quiero quitarme de la coca me hago panadero, acaso no terminaría esnifándome la harina como si fuese la más maravillosa droga? Pues lo mismo me pasó con Teresa; fea, arrugada, pequeña, caderas de metro y medio y ausencia de tetas. Saciada, asquerosamente saciada de esperma a juzgar por las sombras blancas que destacaban en la comisura de sus labios. Vestido de cristal, transparencias al desuso, olor a canela podrida y colorete en las mejillas: Polvo seguro. Una dolorosa erección me recorría el pantalón cada vez que hablaba. Nos daba igual, creo que los siete magníficos del círculo, y apuesto a que el doctor Robert era el octavo, nos la follamos once veces antes de que saliera sonido alguno de aquella boca con forma de fósforo: piel de madera y punta roja esperando ser apagada. Mmm…

Hola, me llamo Luis, soy veterinario y soy adicto al sexo.

Luis hablaba y yo miraba a Teresa. Luis contaba su lucha con las ovejas y el infundio que recorría su pueblo hablando de su excesivo amor para con ellas. Yo taladraba a Teresa. Yo follaba con Teresa. Yo penetraba a Teresa. La imaginaba en el conservatorio sobre las duelas de madera con sus tacones de vértigo, con la partitura de violín entre las manos, atrapada en el corsé de seda de las actuaciones estelares. Mordisco arriba mordisco abajo, lamía sus pezones, la cabalgaba, la follaba de espaldas, despacio, salvaje. Sexo devastador con permiso de la secuestrada y otras tantas veces sin él. Y ella, dudosa entre la insumisión y la complacencia, gritaba mi nombre. Y el nombre del doctor Robert, y el de Luis, y el de todos los hombres de la faz de la tierra.

Hola, me llamo Vicente, soy buzo profesional y soy adicto al sexo.

Y Vicente contaba sus paranoias debajo del mar, coanocitos y esporas, cnidarios, aguamarinas y fúrculas de peces con alas. Y yo amaba a Teresa como un naúfrago a la deriva de la imaginación. La empotraba contra el atril del director de la orquesta, la follaba en el escenario vacío, y en butacas de terciopelo entre el numeroso público. Enredaba mi polla en las cuerdas de su garganta, tocaba, tarareaba canciones y engullía el batido de mis vísceras como si nada en el mundo fuese capaz de calmarle la sed como lo hacía ese trago. Sexo dulce, sexo antiácido. Primera plana del reportaje de amantes de la semana en la revista porno de músicos desnudos. Melodía. Música. Éramos música sonando, obras maestras creadas para amarnos aparentando que follábamos.


Hola, me llamo Alberto. Soy adicto al sexo. Y quiero seguir siéndolo. 

domingo, 29 de enero de 2012

1er. Especial Sucio Maeve: Y no quererme follar a Rihanna nunca más



Batido, mordisco, caderas, infierno, insumisión.
Comisura, saciada, mordisco, atrapada, complacencia.
Antiácido, reciclaje, hipótesis, consumidor, fósforo.
Reportaje, infundio, despeñar, colorete, Maeveestefanía.
Comendador, nefelibata, helicón, naufrago, refrigerio.
Permiso, lucha, imbecilidad, ausencia, planta.
Coanocito, cnidario, duela, fúrcula, pollón.
Corsé, canela, erección, cristal, partitura. 


Tengo un póster de Rihanna frente al escritorio, para compensar, porque Rihanna está tan buena como cualquiera de ellas e igual de follable. Pero está vestida. Sí, esos cuatro trapos se pueden considerar ropa, al fin y al cabo tapan lo justo para que quede espacio para imaginar. Y si algo falta en esta habitación es espacio para imaginar. Mi compañero de trabajo está sentado ante la mesa de edición, bebiendo un batido de fresa que ha dejado una pasta repugnante y pegajosa en la comisura de su boca. Un atisbo de barriga fofa y grasosa se le escapa de una camiseta negra con un estampado blanco que reza, Arriba Insumisión. Y yo miro hacia arriba, al techo de la sala de edición, lleno de manchas marrones y de agujeros y   me da por pensar en la manera en que nos quedamos atrapados  por no reflexionar bien si lo que anhelamos era, en realidad, lo que deseábamos.

No creo que, para Barriga Al Aire, la complacencia vaya a ser nunca un problema. Este trabajo le llena como a un cerdo vivir en un lodazal. Y se comporta igual. No me malinterpretéis, no me quejo por tener un trabajo. De hecho no me quejo por nada, la verdad. Pero al cabo de un tiempo, de editar miles de escenas, de montar cuatro y cinco películas a la semana, este trabajo me empezó a afectar. La primera noche al llegar a casa, la tumbé sobre la cama y la follé como si no fuera a haber un mañana, durante tres horas, hasta que entre suspiros y quejidos se oyó un pequeñísimo crack, igual que el que hace la fúrcula de los pollos asados cuando se parte entre los meñiques entrelazados, y ella me miró como supongo que mirarán los perros a sus amos justo antes de ser abandonados. En el hospital confirmaron dos costillas flotantes fisuradas y desgarro anal. Sí, hubo que dar explicaciones.

La segunda semana, cuando descargar toda la frustración sexual acumulada durante el día empezó a no ser suficiente, comenzaron los Juegos Olímpicos del Sexo, y empezé a follarla de pie en la terraza, bajo el sol de Febrero, leyéndola en voz alta Peribánez y el comendador de Ocaña, mientras ella se encendía fósforos entre las manos para mantenerlas calientes. Luego, cuando se resfrió y el catarro se convirtió en neumonía, aprovechaba que se pasaba el día en cama para meterla cerezas que intentaba sacar con la lengua, con la sensación de que la piel de su vagina era una esponja y que se me quedaba la lengua llena de coanocitos, que es una palabra que ni dios sabe lo que significa, pero que luego no digan que no supe meter en el relato.

La sexta semana, cuando me cansé de despeñarme entre sus tetas, la metí en la bañera boca arriba y hundí su cabeza bajo el agua para ver como su orgasmo se traducía en burbujas atropelladas y naufragas,  y su pelo rubio ondulaba bajo el agua como un cindario atrapando plancton bajo el mar. El agua salía en olas gigantes escalera abajo y se corrió el infundio por el barrio de que teníamos un lavadero clandestino de mascotas. Mientras, los Juegos Olímpicos del Sexo entraban en una nueva edición donde el sexo y el correrse comenzaba a ser lo de menos y a mi pollón le daba menos por jugar a ser Helicón al sonido de las musas que a mi cerebro por excitarse imaginando nuevas maneras de convertir el sexo en algo que no se pareciera en nada a lo que veía  en la pantalla de la sala de edición. La pedí permiso para convertir en realidad cada fantasía, la dejaba saciada cada día y, los fines de semana, hacia realidad todo lo que ella me pedía; hice las labores de la casa atrapado dentro de un corsé de color púrpura, y pasé el plumero con mi erección envuelta en una boa de plumas de los chinos. Me cubrí el cuerpo de natillas y canela y me pasé hora y media tumbado en la mesa del salón hasta que me lamió entero con la lengua, hicimos el amor como nunca antes lo habíamos hecho, a través del cristal de la galería, sin rozarnos ni tocarnos ni escucharnos, sólo mirándonos a los ojos a cuatro milímetros escasos.


Tengo la hipótesis de que estamos condenados a fracasar en todo lo que emprendamos si no lo hacemos con el corazón en la mano. Tengo marcado su  último mordisco aún en mi cadera, como ella tendrá marcado mi último mordisco en su cuello. Barriga Fofa mastica un par de antiácidos y aprovecha el metraje sobrante de ayer para arreglar  un gatillazo en el rodaje de hoy. Reciclaje de orgasmos. Abro el IRC y me conecto con el nick de Barriga Peluda, Nefilibata, y en seguida se conecta ella con el suyo, MaeveEstefanía. Pero no hablamos. Lucho contra la imbecilidad que me ha arrastrado a un infierno en el que todo lo importante se ha desvanecido y la ausencia de su cuerpo no tiene tanta importancia como el no poder recordar el sonido de su voz pronunciando  mi nombre, o contándome una anécdota divertida; las arrugas de sus ojos al reírse se han borrado, y sólo veo su cuerpo desnudo y escucho sus gemidos. Cortamos y pegamos pedazos de cópulas humanas como si editáramos un reportaje sobre la subida del precio del petróleo. El colorete de las actrices porno siempre es demasiado exagerado. Las posturas siempre siguen la misma partitura porque el consumidor ya no quiere tener que imaginar nada. Y yo, ya no sé lo que siento. El vacío se planta ante mi y me recuerda que no estamos hechos para tenerlo todo, por más que duela. Rihanna sigue suficientemente tapada en su póster, chica lista, que sabe que, sólo en la imaginación, follar con ella vale su peso en oro y que traer al mundo real todo lo que quieres, a veces, cuesta una vida.




jueves, 26 de enero de 2012

Especiales Sucios Absenta Mare

Desde hoy y hasta el Domingo a las 00:30 horas está abierto el plazo de recepción de palabras para el 1er. Especial Sucio de Absenta Mare. La temática para los Especiales será el sexo y se realizarán todos los últimos domingos de mes.

Para participar en estos relatos, podéis incluir vuestras palabras en el evento Absenta Mare en Facebook y SÓLO ALLÍ, desde este enlace:  Especiales Sucios Absenta Mare.

También podéis uniros a nuestra página Absenta Mare , para estar al tanto de todas las novedades. Que vienen siendo desarreglos hormonales, bajas laborales y eclosiones de orzuelos.

Un saludo a los valientes. A los cobardes que se la pique un pollo.

.Absenta Mare.

miércoles, 25 de enero de 2012

Relato nº7 Maeve: Nadie quiere relatos a la carta porque leer es sentir

Palabras: Relatos, a la carta, vida, fácil, factible
Tema: Nadie quiere relatos a la carta




¿ Nadie quiere relatos a la carta porque leer es pensar? 
Ayer leí en alguna parte que el ensayo ha sufrido un auge repentino y está desbancando a la novela. Hasta cuando leemos, preferimos que otros piensen por nosotros. Preferimos la vida fácil. Y no lo digo desde una posición de superioridad, yo también he dejado, poco a poco, de leer narrativa. Releo a mis viejos autores preferidos, traduzco canciones, leo con avidez a amigos. Poco más.

Leo a Billy MacGregor hacerle el amor a las palabras, hasta que se corren criselefantinamente y, mientras, los demás miramos todo ese sexo de sentimientos y de poesía. ¿ Quién querría su propio relato a la carta? Ya puestos, ¿ quién querría escribir? 



Esta mañana me he levantado con la espalda rígida como una tabla y, apenas hace tres días, la protagonista de mi relato apenas podía mover el cuello. Los pájaros cantan y las nubes se levantan. A fuerza de enlazar las palabras que llegan a este blog, Nebroa y yo hemos acabado enlazando una misma línea temporal, virtual e infinita, en la que vivimos casi sin hablarnos más que para concretar de que manera el destino, que tiene sentido del humor de niño, nos recuerda continuamente que la una está en la vida de la otra. Dos seres humanos raros que apenas se han visto las caras y jamás han escuchado el sonido de su voz. Pero que escriben juntas. O precisamente eso lo hace factible.

Pato, la guitarra, ha encontrado un nuevo lugar en el mundo y se balancea desde lo alto, de vez en cuando, con deje indolente, tan sólo para recordarme todo el tiempo que estuvo y no fue. Las guitarras pueden hacer si quieren cosas así. El portátil, que sólo uso para escribir narrativa, ha perdido hace tiempo toda la carga de su batería y me mira comprensivo desde su esquina. Los portátiles saben esperar cuando es necesario y saben imponer su presencia cuando lo quieren así. Hay una antología a punto de ser publicada que espera paciente mi relato, porque esas son las cosas que hacemos, los seres humanos, con nuestros sueños, cuando los tenemos al alcance de la mano.  Las palabras, las que no llegan, las que llegan, las que se pronuncian y las que no escuchará el mundo jamás su sonido, tienen la capacidad de convertirse en objetos que se cruzan continuamente en nuestro camino, una goma del pelo elástica de color púrpura que se empeña en caerse de de la estantería del baño, una y otra vez; la bicicleta reciclada, apoyada en la barandilla de la acera y que usan todos los miembros de una misma familia, la  más progre de Pequeño Barrio Obrero; el pelador de patatas que desaparece y sólo aparece cuando compro uno nuevo, y ya tengo tres; tus increíbles ojos verdes y no es tan sólo una palabra. Son tan verdes que aún no los puedo creer. Todas esas palabras viven en alguna parte, encerradas en una caja de madera. Con un gato. Que puede o no estar vivo o muerto ( el gato),  porque hasta que no abras la caja hay discusión sobre si existe. El gato. Y las palabras. La caja de madera la abres tú, si quieres. Yo tan solo la meneo para escuchar maullar al bicho.




¿Nadie quiere relatos a la carta porque leer es sentir? 

jueves, 12 de enero de 2012

Relato nº7 Nebroa: Puedes morirte de hambre con el estómago lleno

Palabras: Relatos, a la carta, vida, fácil, factible
Tema: Nadie quiere relatos a la carta

-Nadie quiere relatos a la carta. Me dijo mientras yo montaba aquella vieja mesa de playa con mantel rojo estilo indio con círculos y estrellas doradas.
-Ya sé que nadie los quiere, no hago esto para los demás, es por mí, como el resto de cosas que haces tú. 
-Venir con la feria ambulante ofreciendo relatos es original pero abocado al fracaso en un pueblo como este donde la vida no es fácil. Aquí sólo el mar nos salva de no morir de hambre. Sólo el mar hace factible que respiremos. Sólo el mar nos mantiene. Para qué queremos letras, líneas, párrafos de vértigo? Acaso crees que aquí leemos? Reflexionamos? Pensamos en algo más que no sea surcar el mar y vaciarlo de peces?
-Yo no sé qué hacéis para que la vida sea fácil, ni si para vosotros es suficiente vivir en vez de sobrevivir. No sé qué hace la gente cuando mira a los mimos, a los malabaristas, a la mujer barbuda detrás de la cortina. Sé que yo, escribiendo, lleno mi vida de peces, y la convierto en un océano con fauna y flora diferente. Las monedas son la escusa, el dinero que me ofrece la voluntad de los demás se parece al atún que tú pescas en primavera. Apuesto a que si te dijeran que en el mar sólo viven piedras y olas, seguirías sacando tu barca cada amanecer. Cada día. Escribir es crear un yate, un buque, un velero. Es subirme en un navío tan grande como tus redes. Te ayudan a no morirte de hambre. Las historias hacen lo mismo conmigo. 


Nota: No lo he pensado. Como casi todo lo que escribo. Hay ideas previas. Una mujer que vaga por la vida escribiendo y soñando con que sólo eso le dará de comer y cubrirá otras necesidades básicas. Las ideas, que surgen inquietas pueden transformarse en algo bello si pones paciencia, constancia, dedicación y cariño. Cuando sale este tipo de texto, como el de arriba, lo único que ha prevalecido es la idea original, quedando ausentes la paciencia, la constancia, la dedicación y la magia que uno se empeña en crear para convertir lo cotidiano en destacable. Esas cosas necesitan tiempo. Y él también está ausente.
Me gustaría que en este rincón no sólo apareciese el relato final, me gustaría poder acercar el proceso, mostrar  un poco la evolución de un relato, una historia. Hay veces en las que algo sale bello de forma inmediata (ver textos de Maeve). Otras veces, como con tantas otras cosas, los alrededores llenos de urgencias impiden ver, sentir, vivir y experimentar las importancias.