Planeta, tiempo, crononauta, 'alfa centauri', 'agujero de gusano'
Pelícano, infernal, retrotraer, pizpireta, Joligud
Tema: Viaje en l tiempo - Una mañana en el campo
Ya no es primavera. Ya no es
invierno ni ninguna de las otras estaciones. Hoy no es martes, ni jueves ni un
infernal lunes a las ocho de la
mañana. Aquí no sirve el tiempo con el que allí medía quehaceres,
obligaciones, ganas, planes y recuerdos. Ni es tarde ni es temprano. No voy a
llegar a la hora justa de otro estreno pisoteando la alfombra verde con la que Madrid imita a
Hollywood ni llegaré con quince minutos de retraso a la sala de cine donde se
proyecta mi última película. Ni antes. Tampoco llegaré después. Aquí no queda
nada de eso. Ni de aquello.
Aquí es un nuevo planeta al que
no elegí venir. Y en el que sigo sin querer estar. Aquí nace la nada sin pasar
por los nueve meses de gestación. Nace la nada, crece pero nunca muere. Alfa Centauri
me dijo al llegar que no me preocupase, que los miles de siglos que me
parecería estar en este lugar, tan sólo equivaldrían a una mañana
insignificante allí, en el planeta tierra desde el que vine.
A Elena y a mis hijos, en este
momento que allí llaman domingo dieciséis, sólo les habrá dado tiempo a coger siete
manzanas en el campo, hacer el picnic con mantel de cuadros, observar a los
patos con los que siempre jugamos a buscarles diferencias con los pelícanos del
cine de dibujos animados y a recoger todo volviendo a casa con la mente puesta
en el bizcocho de fresa para mi merienda. Ellos no notarán nada. Sólo mi leve ausencia
de otras veces, una de esas mañanas en las que, después de la noche del estreno
de mi última película, me dejan descansar hasta las tres. Sólo eso. Pero esta
vez todo es distinto. Yo desde aquí veo la puta eternidad, el infernal universo
infinito que jamás comprendí, un inmenso agujero de gusano sin final ni inicio
ni intermedios. Yo soy el gusano y el agujero es el resto. Nada más. Soy un
crononauta que cuenta parpadeos, respiraciones y latidos de un cuerpo que se ha
vuelto invisible como única prueba de la existencia de la vida entre mis huesos
también transparentes. No me queda otro remedio para sobrevivir, alentar mi
memoria, esforzarme por retrotraer algunas tardes, rememorar momentos con
Elena, desayunos con mis hijos, pequeños detalles, el día que a Alba, pizpireta
y resuelta como siempre, le dio por decirnos que quería salir con aquel vestido
tremendamente corto a la calle, o cuando Roberto se enfadó porque no quería
tener bigote o las lágrimas de Marcos al ver por séptima vez el final de la
película donde salen los malditos pelícanos tan diferentes a los jodidos patos
del lago. Me nutro de ellos, en este infierno al que Alfa llamó el país de los
sueños.
Nada ocurre, todo sucede a la vez
y no hay con qué medir la
evolución. No hay tiempo, no hay horas, no hay referencias.
Todo va pasando, un todo que a la vez no es nada. Esto es la jodida nada. Nada.
¿Alguien sabe lo que es eso? Nada de nada.
Volveré, eso dijo él, volveré a
mi cama en algún momento, pero ni sé el momento ni qué será del director de
cine ni del padre ni del marido ni quién será el hombre que se despierte en mi
cama después de esto cuando en el reloj de la muñeca de Elena estén dando las
tres.
Ja, ja y yo que entraba con el rollo de mi planeta en la cabeza y encuentro esto! " y en el qu sigo sin querer estar" ahhh no me leas la mente!! Va! que tarde pero por aqui estoy dando una vuelta y lo hare con alguna palabra y sobre todo algun tema y quizas incluso me anime a volver a sacar a aquella que hace unos años disfrutaba escribiendo. Un besote. Para
ResponderEliminarPor fin he podido leerlo.
ResponderEliminarMe gusta mucho el ver como te sueltas, el ver como todo lo que escribes todos los días se ve reflejado.
Me gusta este relato. Mucho :)